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Thursday, December 30, 2010

Joven activista mantiene firme protesta pública a pesar de agresiones por parte del régimen

Bayamo, Granma. 30 de diciembre de 2010. El joven activista y presidente del Movimiento de Jóvenes de Bayamo, declara a través de Radio República la agresión física por parte del régimen castrista que recibió el miércoles, 29 de diciembre mientras desplegaba un letrero con consignas antigubernamentales en frente de su vivienda.


“Les habla Yoandri Montoya Aviles, presidente del Movimiento de Jóvenes de Bayamo. En el día de ayer 29 de diciembre en el horario de las 12 del día, me encontraba con tres activistas del Movimiento: Armando Pacheco Rodríguez, Léster Lora Carbonell, Yordanis Dieguez Rodríguez, y cuatro gendarmes mandados por la Seguridad del Estado arremetieron contra nosotros para que me agredieran junto a los otros activistas que estaban conmigo.


El motivo es que ellos querían que yo quitara el cartel que yo tenía puesto denunciando a los asesinos Fidel y Raúl Castro por robarme mis pertenencias sin ningún tipo de motivo. Quiero denunciar ante el mundo estas cosas que cometen contra los opositores que queremos la libertad de Cuba. Estas personas se nos acercaron y me dijeron que yo tenía que quitar ese cartel porque ahí habían personas revolucionarias.


Eran dos hombres fuertes que se veía a la legua que eran militares, y dos mujeres rudas al estilo de los militares. Yo les dije que no iba a quitar nada, y una de las mujeres jaló el cartel. En eso, uno de ellos me dio con una piedra en la cabeza y me rajó la cabeza. Mi familia que se enteró trató de apoyarme. Entonces vinieron dos carros patrulleros y nos llevaron presos a Léster, Armando y a mí.


Nos detuvieron, y a las 9 de la noche nos soltaron. Antes de llevarme para la Unidad de Policía me llevaron al hospital. Me cosieron seis puntos en la cabeza en dos partes: cuatro en un lado y dos en el otro. En total son seis puntos en la parte frontal de la cabeza y me dejaron en observación. El médico no me brindó correcta atención.


Después en la unidad, me metieron en una oficina. Me tomaron declaración y todo quedó en casa para ellos. En estos momentos me encuentro preparando un cartón bien grande con otro poco de pintura para hacer otro cartel más, con otros nombres y otras cosas porque yo no voy a parar. Ellos me van a tener que matar o arrancarme la cabeza, partírmela 50 veces porque yo no voy a parar.”

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